de Cesar Millan's way por Jon Bastian
Si debemos creer en los informes periodísticos, los pit bulls han estado atacando y mordiendo a los seres humanos a diestra y siniestra, hasta el punto que muchas comunidades están considerando imponer prohibiciones específicas para los pit bulls.
¿Te sorprenderías si te dijera que los pit bulls solían ser los perritos adorables de los estadounidenses?
Antes de mediados de los 80, no existía prácticamente ninguna historia de ataques de pit bulls. Incluso, hay cierta confusión con respecto a la raza del pit bull – la definición incluye al pit bull terrier, el Staffordshire terrier y, a veces, al bulldog. Esta confusión parece haber perjudicado a la raza desde un principio, ya que hay algunos desacuerdos sobre el origen de los pitbulls.
¿De dónde vienen los pit bulls y por qué tienen tan mala fama?
Dos posibles historias de los pit bulls
En una de las teorías, los pit bulls eran en la antigüedad los llamados Molosos, una raza ya extinta que los griegos utilizaban como pastores y perros de protección. En los tiempos de guerra, salían a pelear con sus dueños. Con el tiempo, según dice esta teoría, los Molosos llegaron a la antigua Bretaña, donde se los conocía como Mastiffs. En el siglo I D.C., Roma descubrió la raza después de vencer a los bretones, y los perros se desparramaron por todo el imperio. Durante los siguientes cuatrocientos años, fueron usados como perros de guerra y cruzados con diferentes razas locales de todo el continente europeo, convirtiéndose en los precursores del pit bull moderno.
Otra teoría, ubica al origen del pit bull en Inglaterra en los tiempos de la Conquista Normanda, en 1066, cuando los carniceros usaban perros grandes tipo Mastiff como “bullenbeissers”, que se traduce como “mordedores de toros”. Entrenados para aferrarse a la nariz del toro y no soltarlo hasta que el animal se rendía, estos perros eran la única forma que tenían los humanos para retomar el control cuando un toro se ponía violento. Desafortunadamente, este uso práctico aunque dudoso, con el tiempo dio origen al “deporte” de las peleas con toros, donde se metía a los perros en una fosa (pit) con un toro (bull) enfurecido intencionalmente, y los espectadores hacían apuestas para ver qué perro aguantaba más tiempo, o vencía al toro. Probablemente ya se haya dado cuenta de que éste es también el origen de los nombres “pit bull” y “bulldog”.
Todavía sin ser una raza específica, los bullenbeissers eran criados con Terriers, combinando su inteligencia con la fortaleza de los Mastiffs. Cuando las peleas con toros se prohibieron en el siglo 19, surgieron las peleas de perros como una actividad clandestina cuasi-ilegal en el Reino Unido. Los británicos que emigraron a los Estados Unidos en aquél momento, llevaron las peleas de perros, y sus perros, al Nuevo Mundo. Pero, a medida que la raza se esparcía entre los estadounidenses y los estadounidenses se esparcían por todo el continente, los pit bull volvieron a ser usados, como en sus orígenes, como perros pastores y de trabajo.
Sin embargo, por sus antecedentes como perros de pelea, el American Kennel Club no reconoció a la raza sino hasta 1936, aunque definiéndola como Staffordshire terrier, diferente del pit bull terrier americano.
Primeras percepciones de los Pit Bulls
Lejos de ser considerados máquinas de matar con patas, los pit bulls parecían ser los perros favoritos de los estadounidenses en la primera mitad del siglo. De hecho, durante la Primera Guerra Mundial, los pósters de reclutamiento del ejército mostraban a un pit bull personificando al país, y hubo varios pit bulls que se hicieron famosos en la milicia estadounidense.
En los años 30, era común llamar pit bull a un atleta, como una metáfora deportiva, y era todo un halago. A fines de los años 30, también había un caballo de carrera famoso llamado pit bull, y varios pit bulls estrellas de las primeras películas animadas. Muchas veces se ha asociado a los pit bulls con los niños, como en las comedias Our Gang y Buster Brown, en cortos de cine y como la mascota corporativa de una empresa de calzado. La famosa imagen de RCA Victor de un perro y un gramófono también mostraba a un pit bull terrier.
Desde mediados de siglo hasta principios de los 80, hubo un solo ataque de perro mencionado en los periódicos nacionales que involucraba a un pit bull, pero fue probablemente porque era la historia de un hombre que incitó a una manada de 26 perros a que atacaran a una mujer. Según un artículo que apareció en el diario The Independent (St. Petersburg, Florida) en 1947, “Los abogados dijeron que creían que era la primera vez que el estado apelaba a una ley que podría condenar a un hombre por homicidio por haber permitido que animales peligrosos estuvieran sueltos y atacaran y mataran a un ser humano”. El artículo no decía que los pit bulls eran peligrosos ni pedía que se prohibiera la raza, solo hablaba de un ser humano responsable de haber incitado a los perros a atacar. Pero, irónicamente, es en Florida, cuarenta años después de este incidente, donde se sanciona la primera prohibición específica de esta raza. En las décadas intermedias, “pit bull” continuó siendo una descripción popular para los atletas, y cuando la raza aparecía en los periódicos, era en los anuncios de ventas de cachorros.
La única mención que se hizo durante los años 60 que no fue un anuncio, fue en un chimento del espectáculo del columnista Earl Wilson, quien decía en su columna del 22 de agosto de 1969: “Sonny y Cher, que solían asustar a la gente, ahora fueron asustados por la gente. Totalmente horrorizados por el caso del homicidio de Sharon Tate, llevaron a la casa un perro grande –un pit bull terrier—para su protección y la de su pequeña hija Chaste en su casa de Hollywood…” El uso de perros grandes para protección personal se volvió muy común en esa época, pero los pit bulls no aparecían como una raza particularmente peligrosa. En 1971, una nueva ley permitió al Servicio Postal Estadounidense demandar a las personas por las heridas causadas por sus perros a los carteros, pero la ley se aplicaba a todos los perros, y apuntaba a la responsabilidad humana.
En una historia del New York Times publicada en 1977 sobre las mordeduras de perros, que comenzaba con la historia de un niño de 7 años que había sido levemente mordido por un Gran Danés, la autora Jane E. Brody aconseja, “Si los dueños de los perros y las potenciales víctimas tomaran simples precauciones, se podrían evitar la mayoría de estos ataques”.
Un cambio en la percepción de los pit bulls
Menos de una década después, todo eso cambió y para Año Nuevo de 1986, más de treinta comunidades comenzaron a pedir que se impongan restricciones específicas para los pit bulls.
¿Qué cambió?
Por un lado, a pesar de ser ilegales en todo el país, las peleas de perros regresaron en los años 80, y el pit bull era el perro que más se usaba. También era el perro que los traficantes de drogas y las pandillas elegían para su protección, y en 1987 hubo un ataque muy difundido en el que un pit bull que protegía a una plantación de marihuana en California atacó y mató a un niño de dos años y medio.
En el verano de ese año, cada una de las prohibiciones propuestas se convirtió en ley, pero no necesariamente con el respaldo de profesionales expertos en animales. Kent Salazar, jefe de la división de control animal de Albuquerque, comentó, cuando se propusieron las prohibiciones, que no creía que fueran necesarias leyes para razas específicas y dijo: “Todos tenemos los medios para proteger a la gente con cláusulas sobre perros peligrosos”.
Hizo notar además que, unos años antes, esas mismas prohibiciones apuntaban a los Doberman pinschers. Pero sus palabras cayeron en saco roto, y Tijeras, Nuevo México, justo en las afueras de Albuquerque, sancionó la prohibición más dura de todos los tiempos sobre los pit bulls, que permitía a los oficiales de control animal capturarlos y destruirlos a primera vista sin compensación alguna para el dueño.
Los oficiales de control animal dicen que las diversas prohibiciones impuestas a los pit bulls son “el ataque legal más concentrado en una raza específica que puedan recordar”, así como “racismo canino”. The Houston Chronicle cita a oficiales anónimos que le echan la culpa de este problema directamente a los seres humanos. “Muchos de los ataques de los pit bulls se debe a la gran cantidad de perros mal criados y mal entrenados criados por criaderos aficionados que intentan sacar provecho de la reputación que están teniendo los pit bulls como perros guardianes económicos pero letalmente efectivos, especialmente en las áreas urbanas”.
Casi treinta años después del comienzo de esta histeria anti-pit bull, la tendencia parece estar cambiando un poco, pero después de cada pequeño avance viene un retroceso. Aun cuando en Florida se está intentando derogar todas las leyes para razas específicas, Fond du Lac, Wisconsin, está considerando imponer una nueva prohibición. Aun así, solo hay que leer un poco la historia de los pit bulls para darse cuenta de que el problema no son los perros sino los humanos que los usan mal. Por más de cien años, responsabilizar a los dueños era más que suficiente para evitar los ataques, y la raza era considerada “amiga de los niños”. Con difusión y educación, se puede reparar la imagen y rehabilitar la reputación del pit bull, volviendo a poner a este perro icónico de los Estados Unidos en el lugar que debe estar, como uno de los mejores amigos del hombre.
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